Reciban mi sincero agradecimiento por visitar esta página, que tiene como principal objetivo informar un poco sobre cómo llegué a ser guitarrista y por qué no debía transcurrir el 2007 sin rendir homenaje a María Luisa Anido, cumpliéndose en aquel año el centenario de su nacimiento.

Mimita, apodo que recibió de su familia y como cariñosamente la llamábamos, fue una excepcional artista. Su gran personalidad y sensibilidad no solo se apreciaban a través de sus conciertos, se ponían de manifiesto en todo momento, cualquiera fuera la situación que pasase por su existencia. Precoz guitarrista, fue mimada por el público de todos los países que visitó, convirtiéndose en un eslabón fundamental en la historia de este instrumento. Menos conocida su labor creadora, en una difícil etapa de su vida compuso la mayor parte de sus obras, inspiradas ellas en la esencia de la llanura pampeana y noroeste argentinos. Fecunda también por su labor pedagógica iniciada a los 14 años de edad, impartió clases a tres generaciones de guitarristas tanto de Argentina como de otros países. Su vasta y exitosa trayectoria fue reconocida a través de numerosos homenajes, tanto en su país natal como en el extranjero. El 4 de noviembre de 1966, al cumplir sus bodas de oro con la guitarra, el país entero se movilizó tributándole un homenaje que, según el diario La Nación, “fue el más importante rendido a un músico viviente argentino”. Continuaron los reconocimientos, entre ellos y llevado a cabo en la sala de PROMUSICA de Buenos Aires en 1987 con motivo de celebrar sus 80 años. El 9 de noviembre de 1989 recibió el Premio Konex de Platino, en mérito de haber sido considerada una de las más destacadas instrumentistas de cuerda punteada en la historia de la música clásica argentina.

La grabación que realicé en septiembre de 2007, dedicada íntegramente a su obra y que presento en otra sección de esta página, constituye mi humilde tributo a quien fuera mi maestra de guitarra, mentora y entrañable amiga.

 

 Omar Atreo