La etapa de Cosquín finaliza cuando mi padre busca nuevos horizontes en la ciudad de Buenos Aires. Fiel a sus sentimientos respecto a todo aquello donde el arte estuviera presente, se arrimó a músicos, actores, artistas plásticos, escritores, cultivando la amistad de grandes personalidades.

Así llegó a conocer a María Luisa Anido a comienzos de la década del cincuenta. Desde entonces y hasta su fallecimiento, el 3 de mayo de 1980, fue representante artístico de Mimita y de muchos artistas más que transitaron por su agencia en la avenida Corrientes llamada Conciertos Omar.

Su admiración por la gran guitarrista y compositora lo estimuló a presentarme, yo por cumplir 8 años, para recibir de ella algunas clases. María Luisa Anido, cariñosísima desde el vamos me inició con el método de León Vicente Gascón. La Maestra diría poco después:”…Omarcito con la guitarra anda sobre ruedas”. El virus guitarrístico entró fuerte y felizmente no existieron antídotos para eliminarlo.

Claro que antes de recibir sus clases, yo había acusado recibo de flechazos asistiendo a sus conciertos y habiéndola oído en tertulias con amigos. Como muchos ( ¿quizás hasta el día de hoy? ), fui víctima de Asturias, Aire Norteño, Son de Carrilhoes, entre otras piezas. Como consecuencia de sus frecuentes giras por el país y el extranjero, las clases de la Maestra solían ser muy aisladas, razón por la cual mi aprendizaje seguía bajo la tutela de su  discípula Elsa Comas.

Poco tiempo después de iniciar el camino guitarrístico, Mimita, entusiasmada con mis progresos, me dio el empujoncito para asomar por primera vez a un concierto público. Este se llevó a cabo el 23 de agosto de 1956 en el Club Morón de la ciudad natal de mi maestra. En la oportunidad, cumpliendo con los deseos de Mimita, pulsé la guitarra Antonio de Torres, año 1864, que perteneciera a Francisco Tárrega y que Juan Carlos Anido adquiriera para su hija en el año 1917.

A partir de entonces inicié una larga sucesión de conciertos que en algún momento llegó a incomodarme bastante…si tenemos en cuenta la simpática caricatura dibujada por mi maestra (verla en Galería).

La vocación fue afirmándose sobre el difícil equilibrio por continuar mi formación escolar y asumir al mismo tiempo la responsabilidad de un estudio serio en la música. Un desafío grande me llegó de Mimita en plena adolescencia: formar dúo con ella y exhumar los notables arreglos de quien fuera su admirado maestro, Miguel Llobet, aún poco conocidos entonces. Acepté entusiasmado la inesperada invitación, la cual no hizo más que avivar la llama encendida desde mi infancia por la música.

Fue un largo período de vivencias maravillosas a su lado, no solo por lo que para mí representaba compartir experiencias artísticas con una de las figuras trascendentales de la guitarra del siglo XX, sino también por haber profundizado una amistad en la cual llegaría a conocer como nunca hasta entonces, su sencillez y generosidad como persona.

Primeras lecciones con una guitarrita de Antigua Casa Nuñez.

Guitarra del luthier Antonio de Torres que perteneció a Francisco Tárrega (año 1864 primera época).

23 de Agosto de 1956. Con la guitarra Antonio de Torres poco antes de iniciar mi primer concierto.

Programa de la presentación en Morón.

Primeras experiencias con el público. Extracto de la última audición en LV2 “La Voz de la Libertad” de Córdoba – 1956

Conceptos de la Maestra.

Con Mimita a orillas del Río Cosquín, horas antes de un concierto en la ciudad donde pasé mis primeros años de vida.

Como no podía ser de otra manera, mi primer concierto en Cosquín fue organizado por los entusiastas integrantes del teatro El Alma Encantada, que al día de hoy sigue en pie.

Presentación que hizo Mimita para dicho concierto.

Los conciertos se iban sumando y un buen día conocí lo que en aquel entonces fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en oportunidad de realizarse en Moscú el VI Festival Mundial de la Juventud y Estudiantes (año 1957).  Fotografía con estudiantes y notas de prensa.

Más conceptos de María Luisa Anido.

En 1961, realizando una gira por la provincia de Buenos Aires, entre otras localidades me presenté en Tandil y Olavarría, lejos de imaginar que ocho años después iniciaría en ambas ciudades mis actividades docentes junto (también muy lejos de imaginarlo en aquel entonces) a quien luego sería mi esposa, Graciela López Cazenave. En Tandil dimos clases de perfeccionamiento a los profesores de guitarra de la Escuela Municipal de Música. En Olavarría trabajamos en el Instituto Superior de Música, haciéndose cargo del alumnado, poco después de nuestro alejamiento, nuestra maestra Mimita.

Luego del concierto en la “Escuela Normal Mixta” de Olavarría tuve una grata sorpresa, Samuel Mallo López, a quien no conocía personalmente, había asistido a la velada guitarrística. En la oportunidad realizó dos dibujos de mi persona, uno de ellos se aprecia en un comentario de prensa.  Mallo López, en los años de 1920 fue colaborador incondicional de la revista “La Guitarra”, creada por Juan Carlos Anido

1963. Se profundizaron mis compromisos artísticos. La maestra me invita a formar el dúo Anido – Atreo.

Se acercaba el debut. Ajustando programa. Detrás, piano que acompañó mi infancia.

Y llegó el día. Primer concierto del dúo en homenaje a los 85 años del nacimiento de Miguel Llobet. El mismo se realizó en el Teatro 3 de Febrero de la ciudad de Paraná. Contó con la adhesión de la Asociación Guitarrística Entrerriana. Grande fue mi emoción al conocer que el dúo Llobet – Anido se presentó en la misma sala.

Saliendo de un concierto. Mimita, en oportunidades de sufrir el frío en sus manos, acostumbraba a calentarlas en su cuello. Mi ocurrencia (peligrosa) de haberle sugerido unos sorbitos de cognac esa noche. Milagroso! No hubo efectos nocivos, todo bien, la Maestra muy contenta.

1963 resultó un año muy exigente para mí, pues a los conciertos que siguieron del dúo se sumaron recitales míos en el país, también en Brasil y otro desafío propuesto por Mimita: grabar un disco en homenaje a Miguel Llobet.

En 1964 viajamos a Italia. En una pausa de nuestras actividades pasamos unos días en Siena. Coincidió con el período de cursos impartidos por grandes maestros en la Academia Chigiana. La foto fue tomada por un discípulo de John Williams, que posa al lado de su maestro en la imagen que sigue. Instantes después viviríamos momentos inolvidables con el maestro Alirio Díaz, junto a John Williams y su esposa, estos últimos recién casados y alojados en nuestro mismo hotel.

4 de Noviembre de 1966. En el hotel Castelar de la ciudad de Buenos Aires, homenaje a María Luisa Anido en sus bodas de oro con la guitarra. Al lado de la Maestra, Omar Atreo y Graciela López Cazenave. Yo acababa de regresar al país luego de una extensa gira por México y Centroamérica. Este homenaje contó con la adhesión de funcionarios, instituciones nacionales, provinciales y municipales de cultura, oficiales y privadas. También de una nutrida lista de relevantes personalidades artísticas como Andrés Segovia, Emilio Pujol, Albero Ginastera, Joaquín Rodrigo, Quinquela Martín, Antonio Berni, entre otros (ver galería).

1968. Mimita con sus discípulos Omar y Graciela durante un feliz encuentro en la ciudad de Córdoba. Luego, por los caminos que se iban abriendo en cada una de nuestras existencias, estos hermosos encuentros fueron cada vez más distantes.

Pasaron varios años. Nos habíamos visto en Buenos Aires a mi regreso de una gira por España en febrero de 1976. Mimita se aprontaba para fijar su residencia en Barcelona, tierra de sus maestros Prat y Llobet. Graciela y yo en San Juan, orientando en el arte de la guitarra a numerosos alumnos en la Universidad Nacional de aquella ciudad. La inmensa alegría de vernos nuevamente tuvo lugar en 1987, en Buenos Aires. Mimita celebraba sus 80 años en plena actividad, recibiendo un sentido homenaje en la sala de PROMÚSICA, que contó con los auspicios de numerosos organismos y entidades culturales del país. En la imagen: Carlos Di Fulvio, Ketty Sáez Zamora, María Luisa Anido, Dr León Benarós, Omar Atreo.

Marzo de 1993. Con mi maestra nos vimos por última vez en Viña del Mar, en ocasión de realizarse el III Festival Internacional de Guitarra en Chile. Eulogio Dávalos, director artístico del Festival y gran amigo de Mimita, invitó a ella como en ediciones anteriores; recibió del público y de los colegas que se dieron cita un emotivo homenaje, como los numerosos tributados en vida y que seguirán prodigándole en su memoria.